Los Santos Dominicos
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San Martín de Porres |
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Fiesta: 3 de noviembre
Martín de Porres nació en Lima el año 1579. Sus padres fueron el caballero español Juan de Porres y la mulata liberta Ana Velázquez. Martín es una magnífica síntesis de la sensibilidad y sencillez de la raza negra y de las dotes organizativas y profunda fe religiosa de los españoles. Martín entre los santos es un testimonio del pueblo negro, maravillosamente exaltado cuando más humillado era en el nuevo Mundo. Era ayudante de barbero-cirujano cuando pidió entrar en la Orden de santo Domingo y fue recibido como donado en el convento de Nuestra Señora del Rosario en Lima, donde más tarde fue admitido a la profesión de los votos solemnes en 1603. Dotado de admirable sencillez, inocencia y fe y destinado a humildes oficios, fue ensalzado por Dios con dones y carismas celestiales como bilocación, levitación y éxtasis, señal de su grandísima unión con Dios. Fue ardoroso en la devoción al sacramento de la Eucaristía y a la pasión del Redentor. Deseaba ser misionero en el Japón para poder derramar su sangre por la fe y, mientras, vivió plenamente entregado a obras de caridad y servicio médico con los frailes y con los pobres, especialmente con los enfermos. El capítulo general del año 1938 lo proclamó celestial patrono de los hermanos cooperadores. Amaba el ayuno, las penitencias durísimas y la oración, principalmente" de noche, a ejemplo del Señor y de santo Domingo, sacando de ella las luces que iluminaban maravillosamente sus conocimientos de la doctrina cristiana. Estuvo unido con fraterna amistad con san Juan Macías y santa Rosa de Lima, que acudió frecuen¬temente a él en busca de ayuda, y con san Francisco Solano y santo Toribio de Mogrovejo. Todos los habitantes de América y de toda la tierra ven en su caridad universal, que llegaba a la máxima delicadeza incluso con .los animales, una señal de la presencia de Dios en los humildes y caritativos. Murió en Lima el 3 de noviembre de 1639 y su cuerpo es venerado en la iglesia de Sto. Domingo de esta ciudad. Gregario XVI lo declaró beato en 1837 y fue canonizado solemnísimamente por Juan XXIII el 6 de mayo de 1962. Son numerosos los grupos de caridad y justicia social y los diversos oficios que en todo el mundo lo tienen como protector. Su culto y devoción son cada vez más universales y fuente continua de gracias corporales y espirituales. |